La camomila como cultivo complementario para el cannabis puede incrementar su turgencia y, una vez secas, sus plantas son un antiinflamatorio muy apreciado y utilizado desde la antiguedad.

La Camomila (Matricaria chamomilla) es una planta con infinidad de aplicaciones. Existen evidencias arqueológicas de que sus flores con aspecto de margarita, eran utilizadas una vez secas para elaborar tés calmantes por los egipcios, los griegos y los romanos. Sus efectos se consideran relajantes y digestivos, aunque la camomila también es un antiinflamatorio eficaz y su aceite esencial es un gran tonificador para la piel, ideal para quemaduras. Se podría considerar como el equivalente occidental del ginseng. Esta planta robusta, baja y poblada, suele agruparse y se puede cortar y trasplantar a cualquier otro lugar o a una maceta, o utilizarse para regalar un ramo de flores a un ser querido.

Como cultivo asociado para el cannabis, la camomila aumenta la turgencia de las plantas a su alrededor, mientras ahuyenta moscas y mosquitos. Su manto de pequeñas flores de color blanco siempre estará llena de vida gracias a abejas y sírfidos. Puede parecer frágil, pero la camomila es realmente resistente. Reaparece con más fuerza cuando se maltrata, así que puedes plantarla en los caminos más transitados.