La melisa atrae a insectos beneficiosos, ahuyenta a los dañinos y contribuye a disimular el olor del cannabis cuando se usa como cultivo asociado.

La melisa, toronjil u hoja de limón (Melissa officinalis) pertenece a la familia de la menta,  se ha usado en recetas de cocina y como planta medicinal durante siglos. Ptolomeo elogiaba esta hierba en la Grecia antigua. Al igual que con todas las mentas, esta planta versátil  se multiplica enseguida ganando terreno rápidamente y ahogando a otras plantas.

Se aconseja cultivar la melisa en macetas para mantenerla a raya, le gustan los lugares sombreados y es una hierba que no necesita cuidados para crecer. Lo único recomendable es arrancar la espiga de flores frecuentemente para estimular el crecimiento.

Como cultivo asociado al cannabis, la melisa ahuyenta mosquitos y jejenes, mientras atrae polinizadores beneficiosos para tu cultivo. Su hoja triturada se puede aplicar en picaduras de insectos, se tiene la creencia que la infusión de melis mejora la memoria, aunque es utilizada más habitualmente por sus propiedades relajantes y revitalizantes.

Al final de la temporada, la melisa pierde las hojas e hiberna durante el invierno, para resurgir con fuerza llegada la primavera. De hecho, la reaparición de la planta es un buen momento para iniciar la germinación de la marihuana.